¿Cómo hicieron estos intérpretes, para mantener en vilo a los espectadores, el tiempo que duró la representación?
Aquello fue un carrusel de emociones, que súbitamente nos atrapó a todos. Exquisito encuentro de la técnica y la emoción. Bailarines disciplinados y dúctiles, con un talento sin igual, capaces de contarnos una historia efímera, que quedará en la memoria de los espectadores y he aquí el gran hallazgo del maestro Alexander Ventura, su capacidad narrativa.
¿Puede acaso existir algo más seductor que una buena historia?
Todos queremos siempre escuchar una buena historia. Estos bailarines nos contaron una historia apelmazada de emoción y sentimientos. De una manera súbita la pasión, la pena, la aflicción, y el dolor se hicieron presentes. Con la precisión de un costótomo abrieron la fina pulpa del aire y establecieron una estética única en economía de gestos y movimientos. ¡Cada escorzo estudiado y preciso! Un alegato contra lo fútil y la vacuidad de las cosas.
Alexander y su troupe darán mucho que hablar, ya no sólo acá, sino en otras latitudes.
Una mención especial para usted maestro Lermang, su Inhóspito nos dejó sin aliento.
Que hermoso sudor. ¡El sudor del arte!
Último acto. Obra: El viejo grupo de Román Chalbaud.
Elvira: ¡Qué bello es el arte!
Hey… ¿Acaso alguien ya se los dijo?
Bueno chicos, se los diré yo: «Cuerpo Súbito, es un momento estelar en la historia de la danza contemporánea de mi país»